miércoles, 4 de julio de 2012

Nunca, nadie podrá decirme que no soy capaz de volar.



Y ahora siento que ya no me importa lo que dices, o igual sí.
Me sigo intentando engañar pensando que ya no siento lo mismo que antes y que sólo fuiste un capricho. Te veo, te sonrió y empezamos el mismo juego de siempre. Vuelve mi ilusión, vuelvo a pensar que todo será como antes, te busco, me buscas, me levanto contenta sabiendo que estás ahí, y no me doy cuenta de que en realidad estoy siendo estúpida.
He vuelto a ser la tonta, he vuelto a creerme cada uno de tus actos, cada una de tus palabras, que podía ser la única… pero me acabas fallando. Como haces siempre y aun así no me acostumbro. Y a pesar de todo no me odio por no ponerte mala cara, por no ignorarte cuando vienes diciéndome todas esas cosas que me hacen sentir diferente, simplemente me doy lástima. Lástima por seguir pensando que las cosas pueden cambiar y por no poder pasar pagina aun sabiendo que lo necesito para poder seguir. Pero tengo sentimientos y eso nunca puede es malo, sé lo que quiero y con quién lo quiero, al contrario que tú.

Tú, que vives esperando que alguien llegue a tu vida y te haga sentir lo que yo no logré, y ¿sabes lo que te digo? Que ojala llegue, porque sé que en el momento que te vea bien de verdad, toda esto que dicen que es amor, se me pasara.







Dicen que lo mejor para escribir es un corazón roto, esta es la prueba. Cuando hay sentimientos de por medio, todo lo que sale de ahí es bonito y merece que la gente lo sepa. Es un texto de una gran amiga mía, María.




jueves, 24 de febrero de 2011

Se me olvido por un momento que todo es efímero.


Odio las sorpresas, siempre me ha dicho mi madre que es porqué me gusta tener controlado cada centímetro de mi vida. Odio que me insistan para hacer algo, mis ganas de hacerlo bajan proporcionalmente cuando más me insisten. Odio las películas de miedo en las que no hay una sola escena que te haga reír. Odio que mi habitación este siempre desordenada, no encontrar algo y al buscarlo desordenarla más. Odio que me den la razón cuando no la tengo, y que no rebatan lo que pienso. Odio andar en zapatillas de casa, me gusta ir descalza y sentir el frio suelo bajo mis pies. Odio las paredes blancas de un cuarto pequeño, cohíben la imaginación. Odio no acabar nada de lo que empiezo, y empezar tantas cosas que no quiero. Odio la violencia gratuita, tanto verbal como física. Odio los abrigos de plumas, en realidad cualquier abrigo, prefiero llevar 8 jersey. Odio tropezar con la misma piedra tantas veces, que acabe acostumbrándome a ello. Odio los días soleados en pleno invierno, quieren parecerse al verano. Odio que al pintarte los labios rojos se queden carmín entre los dientes. Odio la gente que compra libros y no se los lee. Odio los regalos porque sí. Odio que el colchón de mi cama sea demasiado blando y la almohada demasiado dura. Odio hacer planes que al final no se cumplen. Odio decir que si, cuando quiero gritar que no. Odio la bipolaridad. Odio  no escribir porque me falte tiempo, no ideas. Odio cada cosa que me recuerda algo que no me gusta. Odio que me digan que no pasa nada, cuando en realidad si que pasa. Odio perder lo que me importa, y no tener fuerzas para luchar por recuperarlo. Odio no tener nada absolutamente claro en mi cabeza. Odio que sea mi cumpleaños y estar a 400 km de mi casa....

lunes, 22 de noviembre de 2010

Tendría que reconocer que no llevo razón.


Después de algunos meses, varios días, suficientes horas, demasiados recuerdos, algún que otro suspiro y pocas sonrisas.
Después de tantas desilusiones, de innumerables gritos, de incontables lágrimas y pocas sonrisas.
Después. No hay nada. Absolutamente nada que te haga sentir en casa, a gusto, que te haga sentir cerca de lo que algún día fuiste y nunca volverás a ser. 
Después de conseguir visitar tantos lugares con la imaginación te anclas en tú mundo de rutina. Repitiendo cada paso y cada caída. 



Que nunca te digan que no queda esperanza. Mienten.





http://www.flickr.com/photos/clavede_fa/

martes, 12 de octubre de 2010

Rosa fuscia, como el chicle que él le dió...

Siento no actualizar esto últimamente, he estado un poco ocupada, irse a vivir a otra ciudad y acostumbrarse a todo absolutamente nuevo es un poco agobiante y lleva un cierto tiempo.

Por lo que me gustaria prometer para final de semana una entrada decente, que diga algo más que el color de mis uñas.
Nos vemos pronto, o eso espero.

Para que no se me olvide quiero dar las gracias a accidentalmente enamorada por el premio :)



sábado, 25 de septiembre de 2010

Y esperemos que eso nunca lo llegue a saber.

 En el exacto momento en el que te abres a alguien y le dices lo que significa para ti, las cosas que te son necesarias para sobrevivir, en ese preciso momento tendra la capacidad para hacerte daño. Serás vulnerable para él. Y tendrá en su mano la capacidad para destruirte, para destruir lo que has sido, lo que eres o  lo que nunca llegaras a ser. Te podrá levantar para luego tirarte contra el suelo y pisotearte. Podrá cortarte las alas que todavía no han llegado a crecer. Podrá hacer absolutamente todo lo que quiera, porque te tiene. Eres suya.

Pero en algún momento eso cambiara, o por lo menos eso esperas con ansiedad, esperas ese momento en el que podrás decir lo que sientes a la persona adecuada, sin miedo, confiando plenamente, sin pensar en el  lo que pasara. Pero hasta ese instante lo único que queda es esperar, solo esperar…



jueves, 16 de septiembre de 2010

Porque ella siempre le tuvo alergia al viento.

¿Conocéis la sensación de haber desperdiciado una oportunidad que te ha dado el destino? Así se siente ella. 
Su conciencia grita tan alto que es incapaz de saber lo que me recrimina exactamente. El no haber hecho nada o el haber hecho demasiado.
Todo parte de un recuerdo. Cuando le viene a la cabeza, y tengo que decir que le viene muy a menudo, lo único que puede hacer es intentar que pase lo más rápido posible. Grita, patalea, se tapa los odios sabiendo que no conseguira nada. Y luego el recuerdo pasa, como una estrella fugaz dejando estragos a su paso.  Lo que ella intenta es que el recuerdo pase de manera completamente superficial, rozando su esencia, sin darle demasiadas vueltas. Consiguiendo estar preparada para cuando vuelva. Porque volvera, una y otra vez.



viernes, 10 de septiembre de 2010

Never say maybe.

-¿Qué haces?
-Intento ser como tú. Pero no me sale.
-¿Y porque te miras en un espejo?- él se calló un momento y siguió dirigiendo su mirada hacia el espejo.
-Dime, ¿Cómo lo haces tú?
-Pero, ¿Cómo hago que?
-Mentirte a ti misma.
- Yo no hago eso.
- Claro que si. Si no porque no reconoces que me quieres.
- Porque no te quiero.
El se encogió de hombros y se levanto.
- Pero eso eres tú la única que se lo cree.